Una apuesta que va a salir mal
Discurso de dinero fácil y rápido como medida de éxito, asociaciones, clubes y deportistas necesitados de dinero y un contexto de crisis económica y desregulación: una apuesta segura al problema.
¡Hola! ¿Cómo estás? El fútbol argentino fue noticia los últimos días por la inclusión en el primer equipo de un streamer muy famoso que salió a los pocos segundos de partido. Y como no quiero caer en posturas, superioridad moral ni subirme a la ola de hablar siempre de lo inmediato, quedará para cuando ya el encuentro de la selección de Scaloni y Messi con su gente lo supere en la conversación. (¿Hasta cuándo será así?)
El tema de hoy ya lo mencioné al inicio de esta temporada, pero me vuelve la preocupación, así que necesito escribir más al respecto porque no hay día que no me sienta sorprendido por la cantidad de propagandas sobre apuestas. Es un tema que preocupa a algunos, corrompe a otros, llena muchos bolsillos y vacía muchísimos más. El asunto puede ser abordado desde tres lados: por el aspecto social, por una parte, por otra el ámbito deportivo y por último el de estructural. ¡Vamos con eso!
Plata fácil, rápida y accesible, la medida del éxito
Los últimos años presenciamos un boom de las publicidades de casas de apuestas y casinos online. Parecen bastante naturalizadas ya, porque pocas veces nos cuestionamos la publicidad que vemos, pero es un fenómeno novedoso. Y creo que el punto que marca el quiebre es la pandemia, cuando todos nos vimos empujados por distinto tiempo a una vida virtual. El rápido crecimiento de esta industria se sustenta, por un lado, por la diversidad de juegos y prácticas que permite, renovando estéticas o temáticas a un costo mucho menor que el que implicaría el cambio físico de las máquinas tragamonedas, por ejemplo. Por el otro, el crecimiento exponencial del alcance que tienen, ya que no es necesario ir, sino que con un celular cualquiera puede acceder.
Hace muchos años, en los televisores que había en el subte de Buenos Aires pasaban videos de marketing deportivo. Uno ellos, me acuerdo, hablaba sobre lo que gastaban Nike y Adidas en publicidad en botines frente a lo que representaba en ventas e ingresos. Y la justificación era que eran el producto que generaban el atractivo y la entrada del consumidor a la marca (palabras más, palabras menos). En el caso de los casinos en linea sucede lo mismo: la publicidad y las apuestas en el deporte son el ingreso a las plataformas, pero aún hoy el, al menos según los datos de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, los casinos son más elegidos que las apuestas deportivas.
Se trata de un fenómeno global, tanto por los movimientos de capital como por los actores involucrados. El desarrollo tecnológico, las billeteras virtuales, las criptomonedas, se combinan para hacer que cualquier persona pueda seguir y jugar en cualquier lado del mundo sin salir de su casa. Lo que vuelve también un desafío mayor el momento de pensar las regulaciones y persecuciones sobre lavado de dinero, apuestas clandestinas y todos los problemas que trae el juego clandestino (más adelante lo retomo).
El éxito del negocio también se explica por la facilidad de apostar. Con un click en la computadora se apuestan montos y cifras que fácilmente pierden dimensión entre tanta dopamina y estímulos. El anonimato, no exponerse frente a otros jugadores ni a otras personas, también es un buen incentivo. La variedad de juegos y, en el caso de las apuestas deportivas, de combinaciones o eventos sobre los cuales se ofrecen posibilidades de “ganar plata” garantizan también un entretenimiento sin límites más allá de los económicos.
La oferta no se explica sola, sino que responde también a un aumento de la demanda. Para esto, por un lado, se generan las condiciones sociales propias del espíritu de época. Desde hace años, el éxito es cada vez más sinónimo de plata. Si antes había una noción bastante extendida sobre la relación entre educación y progreso, o la idea de carreras dentro de un trabajo, hoy lo que manda es la inmediatez, tanto para la satisfacción de deseos como para el éxito. Esto se ve además con la proliferación y el bombardeo constante de imágenes de opulencia y consumismo desenfrenado. Los grandes éxitos pop latinoamericanos, por ejemplo, muestran estilos de vida ostentosos y canciones alardeando sus millones, contribuyendo a consolidar esta idea de que el éxito personal se mide en términos económicos.
Esta relación simplificada entre éxito y dinero se ve reforzada por la proliferación de discursos que promueven la idea de que la riqueza es fácil de alcanzar. Los reality shows, los influencers y los gurús del marketing digital ofrecen recetas mágicas para hacerse millonario en poco tiempo. Ni hablar de esos falsos exitosos que te invitan a sus cursos y formaciones de cómo hacerse rico, no caigan en esas estafas cegadas de masculinidad tóxica, por favor. Esta narrativa, aunque atractiva, oculta las desigualdades estructurales y las dificultades reales que enfrentan la mayoría de las personas para mejorar su situación económica.
En este contexto, entonces, es donde se desarrolla el agresivo plan publicitario de las casas de apuestas y casinos online que encuentra terreno fértil para su modelo de negocio y tiene al deporte como punta de lanza. La mayoría de adolescentes que participan lo hacen con el objetivo de ganar plata rápido y fácil. Son dos caras de la misma moneda, por ejemplo, el problema de las apuestas y casinos on line en Brasil, que preocupa al gobierno y solo en agosto significó la suma de casi 3.700 millones de dólares y que los 12 clubes grandes del fútbol brasilero tengan como sponsors casas de apuestas deportivas. Este negocio lucrativo lleva a que incluso el Palmeiras resigne acuerdos con las empresas de su presidenta en vistas de mejores ingresos que ofrecen desde este rubro.
El deporte en venta: las apuestas online pueden corromper el juego limpio
La contracara del negocio que mueve tantos millones de dólares es que se vuelven también un atractivo para la intervención en el mismo. Y así como están los que quieren hacer saltar la banca contando cartas o quieren robar casinos, en el ámbito de las apuestas están los que quieren intervenir el suceso y ganar plata. Eso implica, en el mundo del deporte, tratar de incidir sobre los resultados o los eventos en vivo.
Pero antes de eso que es sabido por todos, ¿por qué se arriesgarían clubes, asociaciones y entidades deportivas a abrirse a estos eventos? La respuesta es obvia: el negocio es muy lucrativo, los ofrecimientos que hacen para contratos de patrocinios están muy por encima de la media y el problema siempre es de otro. Como siempre, no se trata de un problema local únicamente, ya que las empresas que operan en estos mercados también son internacionales.
El problema del modelo de negocios del deporte es que se considera en constante necesidad de expansión. Para poder generar el retorno de las inversiones y que estas sean ganancias concretas, es necesario que haya más consumidores, tanto de productos como de eventos. Más aún, como ya analicé, cuando en la misma industria existe una inyección constante de dinero por parte de grupos que no piensan en obtener un rédito directo, sino con otros fines y otras ventanas de negocios. Ante este escenario, un sponsor por encima de la media se vuelve más atractivo aún. La ética de un equipo deportivo con llegada a miles de jóvenes promocionando el juego supongo que seguirá un camino similar al que tuvieron los anunciantes de cigarrillos y bebidas alcohólicas, que fueron también las primeras marcas en equipos deportivos, sin pensar el mensaje que se estaba dando.
Pero una vez legalizada la entrada y permitida la intervención de las casas de apuestas sobre los eventos deportivos, sumado al escenario social que mencioné que hace que siga creciendo la demanda y la participación, el paso siguiente es el de las organizaciones interesadas en generar ingresos a partir de estas oportunidades de negocios. Tampoco son una novedad ligada a los juegos de azar, legales e ilegales, ya que permiten tanto lavar plata como generar nuevas unidades de negocios (que sutil).
El riesgo frente a esto es la desnaturalización de las competencias por el involucramiento de protagonistas. La NBA a principios de año sancionó a Jontay Porter de por vida por su participación en apuestas y ahora busca alcanzar un acuerdo para que no permitan apuestas que involucren a los jugadores de menores salarios, de los contratos más precarios dentro de la competición. Entienden que son los eslabones más débiles de la cadena y más vulnerables, ya que los montos que manejan implican cantidades equiparables a las que ganarían. Caso similar a lo que ocurrió con la arquera de fútbol femenino de El Porvenir, que le ofrecieron una cifra ampliamente superior a su contrato.
La forma más evidente de intervenir es en el resultado, y es también la que suele llamar más la atención del público. Pero, como en tantas otras problemáticas, esa es la visión más evidente. Así lo demuestran los numerosos casos que describen en esta nota de ElDiarioAr, que llamaron la atención de casas legales. Las categorías menores, al tener menos exposición mediática pero también poder acceder a su información, se vuelven un gran atractivo para la manipulación y los sucesos “extraños”. Si a eso le agregamos el desorden de la competición que lleva a que muchos equipos durante meses no compitan realmente por ningún objetivo y la situación económica del país, los incentivos para no formar parte de estas redes son escasos.
El desarrollo del negocio y la tecnología lleva a la posibilidad de apuestas en vivo sobre multiplicidad de hechos que transcurren: cantidad de córners, tarjetas, porcentajes de aciertos, etc según el deporte. (Opinión personal: en ese sentido el básquet es mucho más atractivo como negocio, porque ofrece muchas más variantes rápidas que el fútbol; por eso también tantos desarrollos tecnológicos y tanto interés de las casas de apuestas en la NBA). Por eso también los árbitros empiezan a estar más cuestionados también, o van a empezar a estarlo. Jugadas sin aparente influencia en lo deportivo pueden pasar a tener relevancia por estar involucradas organizaciones y apuestas, legales o clandestinas. Ya lo demostró esta horrible publicidad.
La credibilidad, la ilusión y lo genuino del deporte puede empezar a verse roto. Jugadores que juegan otro partido, árbitros que no estén para hacer cumplir el reglamento e hinchas y espectadores que no estén mirando el espectáculo en sí, sino sus apuestas. Ya la posibilidad de la desconfianza y de no poder creer en lo que está pasando es suficientemente grave. Si además se empieza a confirmar la participación de organizaciones, la conformación de redes de corrupción, como fue el caso de Bolivia, la situación es mucho peor. Por eso también cobra tanta relevancia ver si hay algo más atrás de lo de Spreen en Riestra o si hay dirigentes implicados en el caso de Atenas de Río Cuarto.
La cooptación o participación de protagonistas tiene casos de sobra, en los que no sólo el factor económico es el causante. Los ejemplos de Sandro Tonali o Lucas Paquetá muestran que no es la carencia el motivo por el cual pueden ser partícipes y correrse de su lugar de profesionales. La ludopatía es un problema serio y como tal la intervención no puede limitarse a solo a ese enfoque. La pregunta entonces es ¿cómo hacerlo?
Los dos clubes con más seguidores de Argentina tienen casas de apuestas como principal sponsor. También supieron tener una cerveza en los 90.
Regular, no regular o cómo regular es la cuestión
Los otros días leí un artículo muy interesante sobre la regulación o no de la inteligencia artificial, principalmente frente a los menores, y me dejó pensando además sobre la mejor estrategia para la regulación de los casinos virtuales. El panorama en Argentina es bastante desalentador y no sólo por la designación como Secretario de Niñez, Adolescencia y Familia a un ex Country Manager de Codere, un famoso casino online que es sponsor, entre otros lados, de River Plate.
Desde el punto de vista de los propulsores de esta industria, no se desconocen los aspectos negativos que pueden tener, pero si los ponderan distinto sobre los beneficios que trae. No se trata solamente de poner el foco en los ingresos directos que generan, sino que en su afán de fortalecer y hacer sostenible el negocio también resaltan que la legalización del juego permite un mayor ordenamiento de una situación que existe y que su prohibición no va a detener, sino hacer más peligroso. Por ejemplo, al legalizar el juego, el Estado pone las reglas y los límites, siendo más fácil el monitoreo y el accionar para quienes se encuentran fuera de los marcos regulatorios, fortalece al jugador al darle herramientas de protección y visibilidad a la contraparte, facilita la colaboración entre organismos reguladores y casinos online para detectar movimientos sospechosos o hacer seguimiento de rutas de dinero y los cuantiosos ingresos fiscales generados se pueden usar en programas de prevención de la ludopatía.
En algunos países ya se sancionaron leyes que prohíben el patrocinio por casas de apuestas o casinos online en actividades deportivas, que limitan la cantidad y alcances de publicidad y a la vez restringen o dificultan el acceso, poniendo especiales trabas para garantizar que los menores no accedan a estas plataformas. En Argentina, se está discutiendo en el Congreso la sanción de una ley en tal sentido, no sin polémica y con algunas cuestiones polémicas (como es el manejo de datos biométricos, para mí), aunque es un avance que se reconozca que hay un problema.
Sin embargo, el contexto nacional no es para nada favorable. Bajo argumentos similares a los promotores de la legalización del juego online, la Comisión Nacional de Valores autorizó a los adolescentes mayores de 13 años a operar en el marco del mercado de capitales. Esto, se supone, lo hace para atraer a los jóvenes en “busca de plata fácil”, “de generar dinero” al circuito legal, controlado y de gente capacitada, lejos de los estafadores influencers de las redes sociales. Pero, en la película general, sumado a un discurso donde el Estado no tiene que intervenir sino desregular para que toda relación comercial quede a merced de las reglas del mercado, esto se transforma en un arma de doble filo. Surge la pregunta de si las actuales normativas de protección al inversor son suficientes para los adolescentes. ¿Se están ofreciendo herramientas de información y control adaptadas a su realidad? Creo que no.
Por otro lado, es potestad de las provincias la legalización de los casinos y casas de apuestas. En un contexto de recesión económica y un ajuste de las transferencias del Estado Nacional hacia las provincias casi total, los incentivos están alineados para promover el desarrollo de estas actividades, aumentar la recaudación para poder hacer frente a los gastos corrientes y no en poder controlar o generar campañas de prevención a la ludopatía.
El escenario entonces es bastante oscuro: una sociedad en busca de plata fácil y rápido como medida de éxito, un deporte en busca de más ingresos y un país en un contexto político y económico contrario a la regulación y prevención. Esperemos que igual se tome conciencia de la importancia de frenar este avance antes de que sea demasiado tarde.
Hoy no dejo Recorrida por el Estadio. Creo que los artículos del DiarioAr, el documental sobre ludopatía en adolescentes, el artículo sobre regulación de inteligencia artificial y el caso de la NBA y su actual regulación merecen sus lecturas si están interesados. Nos leemos la próxima!