Old Trafford 2.0: ¿Un nuevo estadio para quién?
La construcción de un nuevo estadio para el Manchester United disparó algunos interrogantes sobre su viabilidad, costos y beneficiarios. Un análisis de situación, escapando al "a favor o en contra"
Hola! ¿Cómo estás? Yo estoy realmente preocupado por el avance de la violencia a nivel social, en Argentina claramente potenciada desde la dirigencia política. Una tragedia como la que ocurrió en Bahía Blanca muestra que los lazos sociales todavía resisten, pero el futuro me pinta desalentador. Más allá de mis pensamientos, ojalá los bahienses puedan recuperarse pronto, entiendo que cualquier ayuda para eso sirve.
El tema de esta entrega tiene que ver con el anuncio oficial del Manchester United a través de su accionista minoritario Sir Jim Ratcliffe de la demolición de Old Trafford y la construcción de un nuevo estadio que estaría listo en 2025. Desde este lugar no se trata de estar a favor o en contra (¿siempre hay que posicionarse así?), sino de plantearse el escenario y tratar de entenderlo. ¡Vamos con eso!
¿Un club en decadencia?
Si uno googlea acerca de la noticia de la semana del Manchester United y su nuevo estadio va a encontrar un montón de notas parecidas, con la foto del render de la carpa que es clave en el nuevo diseño, las 100.000 personas de capacidad y el costo de más de dos mil millones de dólares. Eso pone de manifiesto algunas cosas: Google como buscador está lejos del producto satisfactorio que supo ser, la mayoría de portales tienen notas generadas por inteligencia artificial para situarse en los primeros enlaces del buscador y generar clicks (periodismo, cero) y en general replican la información oficial, con algunos agregados impactantes en los títulos. (Esto parece muy de señor viejo gritando a las nubes). Pero falta un poco de contexto y de preguntas sin responder.
La primera cuestión a tratar es el tema de la propiedad del club y el rol de los dueños. Desde 2005 los accionistas mayoritarios son la familia Glazer que adquirió el club a partir de tomar una gran deuda para pagarla, deuda que recayó sobre la institución. Una práctica polémica, ya que el cambio de firma más que significar una inyección de dinero, implica un aumento del pasivo y compromisos de pagos. Es el contexto de una Premier League ya consolidada y en expansión al mundo. Con Wenger y Ferguson liderando cambios tácticos y culturales dentro del ámbito del fútbol (LIBRAZO “The Mixer”), también es la época de la llegada de Abramovich al Chelsea y el inicio del desembarco de millones de libras por mercado de pase.
Así las cosas, mientras los hinchas del United veían cómo el Arsenal se embarcaba en la construcción e inauguración de su nuevo estadio y los nuevos ricos del Chelsea se hacían un lugar a fuerza de billetes, ellos continuaban creciendo a nivel mundial pero sin una gran inversión por parte de los nuevos propietarios. El gran trabajo de Sir Alex Ferguson le permitió mantenerse en la elite competitiva a nivel nacional e internacional, pero paulatinamente fue perdiendo ese liderazgo que había caracterizado al club desde mediados de los 90. Sin ir más lejos, desde que el escocés se retiró de la dirección técnica, el United no solo no volvió a ganar la Premier, sino que desde entonces, de las 11 temporadas en 6 terminó con 10 derrotas o más, hecho que no ocurría desde la vieja First Division en 1990/91.
Los últimos años, motivo de esta deriva deportiva, se fue acrecentando el descontento de los hinchas y los movimientos para tratar de que vendan el club (la superioridad es total en el modelo de asociaciones civiles en este aspecto). Paralelamente, su hermano menor de la ciudad, pasó a los primeros planos de la mano de City Group de Emiratos Árabes Unidos y la violación constante de reglamentos financieros, dejando la grandeza de los diablos rojos como un recuerdo.
Ante tal escenario, se llegó, incluso, a rumorear la intención del fondo de Qatar, propietario del PSG, de adquirirlo, lo que hubiera sido un sinsentido deportivo que ahora la UEFA y la FIFA toleran. Así las cosas, a finales de 2023, se anunció la llegada de Jim Ratcliffe, fundador de la empresa química Ineos, como accionista minoritario, a cambio de 1.500 millones de dólares, el compromiso de inversión de 300 millones más en el fútbol profesional y el control de la gestión deportiva.
A la par que se respiró cierto optimismo, crecieron dudas en torno a la viabilidad y la relación entre este nuevo propietario, nacido en Manchester e hincha del club, con un discurso de renovación, y los dueños mayoritarios estadounidenses para los cuales el club es un gran negocio. (Lo compraron por 790 millones de euros y vendieron el 25% por casi el doble). Esta tensión institucional es una de las grandes dudas que surgen, también, en torno a este proyecto.
Sin embargo, más allá de las inversiones realizadas el último tiempo (de las 20 compras más caras de la historia del club, 19 son bajo gestión de los Glazer, la mayoría post-Ferguson), lo cierto es que desde la salida de Ferguson el club muestra una falta de trayectoria deportiva. El cambio de técnicos constante no parece seguir un patrón, se apelan a figuras del club, técnicos sensación en otras ligas pero sin seguir una línea sobre lo que se busca. Una situación que suele suceder después de ciclos largos y exitosos pero que en este caso se prolongó demasiado en el tiempo.
Lo cierto es que este monumental proyecto de un nuevo estadio viene a atravesar todas las tensiones actuales del club: dirigenciales, económicas y deportivas.
El render del nuevo estadio también necesitó una explicación del diseño.
¿Un estadio para quién?
Lo primero que me llamó la atención cuando vi el tuit con el video promocionando la construcción del nuevo estadio no fue su diseño, sino el mensaje: “This is your future, your home, your United”. No sé cuál fue la estrategia, pero me pareció poco inclusivo. No hay nada más “nosotros / our” que un estadio, que una casa, de un sentimiento colectivo. Por lo que mi sensación fue que no respondía a una demanda del “nosotros hinchada” sino a una cuestión de los propietarios, de la directiva. Quizás justamente la intención fue la contraria, de demostrar que este proyecto era para ellos y no algo personal, aunque después en toda la comunicación se trató de hacer referencia al futuro común.
Hay algunas preguntas que yo no puedo responder, como por ejemplo si los hinchas necesitan un estadio nuevo y más grande. A priori me parece raro dado que no es el caso del Tottenham o del Arsenal que duplicaron su aforo, además de que fue presentado por una cuestión de vanidad: tener el estadio más grande y moderno de Inglaterra y ser de los mejores del mundo sin discusión. Lo cierto es que la campaña de relaciones públicas eso lo previó y por eso se agarró de la necesidad de renovar y mejorar la infraestructura, una demanda de los hinchas. Desde ese punto de partida, la remodelación de Old Trafford igual iba a ser carísima y a los pocos años también iba a quedar insuficiente, argumentan.
El problema viene al analizar los costos de esa decisión. El primer interrogante es de dónde van a salir los fondos para semejante inversión y a cargo de quién va a recaer. Cuando la familia Glazer compró el club, de los 790 millones que pagaron, desembolsaron 270 millones y el resto se financió con deuda a costo del club. Eso implicó una gran carga en la economía que pudo solventar a partir de los éxitos deportivos y la gran maquinaria financiera en la que se convirtió y que lo posiciona como uno de los clubes de mayores ingresos de Inglaterra, sin importar su rendimiento futbolístico. Sin embargo, también es cierto que los dos clubes de Londres para hacer dicha inversión debieron readaptar su estrategia deportiva, resignando competitividad y grandes fichajes por unos años.
¿Es el momento para el Manchester United de encarar ese proceso, cuando a la vez le están prometiendo a los hinchas grandes inversiones que lo posicionen nuevamente al club como protagonista tanto de la Premier League como de la Champions, que no juegan esta temporada? Creo que no es posible compatibilizar estos dos objetivos, incluyendo la necesidad de readecuación del plantel al nuevo técnico, sin grandes desembolsos y pérdidas de alguien e incluso quebrantando las normas financieras de las competiciones. En ese punto, la duda que surgió entonces en muchos grupos de hinchas y periodistas es: ¿Cuál es la real apuesta? ¿la mejora de infraestructura que eleve el valor del club o la prioridad es volver a los primeros puestos en torno al mérito deportivo?
Para darle más sustento a estas dudas está la cuestión de cómo se viene manejando el club los últimos años. Las últimas semanas salieron videos del Sir Jim cuestionando el rendimiento del equipo haciendo hincapié en lo mucho que le pagan. Pero peor aún, semanas atrás el club fue noticia por los anuncios sobre el fin de bonos, pases alimentarios para los empleados y la reducción de personal, bajo pretexto de una crisis de liquidez total y gastos desorbitados. El club está financieramente sano como para afrontar la inversión de un nuevo estadio? Va a direccionar todos los recursos en ese objetivo, a costa de la salud de los trabajadores y la calidad de los servicios que brinda el club?
Otra cuestión importante sobre la nueva capacidad es la distribución y el precio de las entradas. No se trata solo de una cuestión de modernidad vs tradición a la hora de posicionarse, solamente. Lo histórico es un valor, no lo niego, pero lo que es más irreemplazable es la pertenencia a un lugar, que incluye el espacio físico. Los nuevos estadios suelen venir con un incremento de los lugares VIP, destinados a empresas, turistas o público que abona por un lugar privilegiado. Además, en el afán de recuperar la inversión, hacerlo más rentable, se agregan servicios, dejando de ser solamente un espacio deportivo para un centro de entretenimiento multiusos, con gran entorno de experiencias complementarias. Si, finalmente, le agregamos el aumento de los precios de las entradas -incluso lógica teniendo en cuenta una mejora de la calidad de los servicios ofrecidos- es esperable que se pierda cierta atmósfera tradicional y futbolera.
Nuevamente, quienes impulsan el proyecto se hicieron cargo de esto, motivo por el cual el nuevo estadio plantea cercanía de las tribunas al campo de juego, como garantía para el mantenimiento de la atmósfera y la influencia que ejerce Old Trafford actualmente. Sin embargo, la reconfiguración del espacio, el cambio demográfico de la asistencia y el foco en nuevas experiencias implica una distancia con “su estadio” y la necesidad de construcción y apropiación de “su lugar” nuevamente, pensado de manera distinta.
En cierta forma, podría tratarse de un paralelismo al concepto de gentrificación que ocurre en las ciudades, cuando las mejoras en infraestructura producen un encarecimiento de los costos de vida que lleva al desplazamiento de los habitantes de un área por parte de otros con mayor poder adquisitivo. En este caso, es el hincha tradicional, ligado al club el que se ve corrido por el ocasional que genera más ganancias: ya sea el turista, el sponsor o incluso la televisión. (Reflexión aparte, quizás por situación personal: ¿si cada vez es más difícil para la mayoría de padres o madres llevar a sus hijos e hijas a la cancha, cómo se puede sostener ese vínculo con el club? Eso no se ve reflejado en balances inmediatos).
Esta transformación también refleja la evolución del deporte como producto: de un espectáculo arraigado en comunidades locales con fuertes lazos identitarios a un entretenimiento global comercializado para maximizar beneficios. Los clubes justifican estos cambios como necesarios para mantenerse competitivos, pero la consecuencia es una erosión gradual de la base social tradicional que históricamente ha sostenido a los equipos. Como ya dije en alguna otra entrega, está en la decisión política de la directiva de cada club establecer el límite y también en los hinchas en tener capacidad o no de marcarlos.
A modo de conclusión o de cierre, nada de esto significa una oposición en sí al proyecto, sino a la cantidad de preguntas sin respuesta para una inversión de semejante envergadura y que implica tanto en la naturaleza de un club de fútbol.
Recorrida por el estadio
Con motivo de Old Trafford, pero con las limitaciones de ser un hincha del Arsenal domesticado por Wenger.
Campo de juego: En la temporada 2001/2002 el Arsenal se consagró campeón en Old Trafford.
Tribunas: el 11 de marzo de 1941, la Alemania nazi bombardeó Old Trafford.
La tienda: el Lego de Old Trafford está buenísimo.
Gracias por el tiempo de lectura. Si querés dejar algún comentario o contestarme algo, estás más que bienvenido a hacerlo. Entre todos siempre podemos sacar algo mejor. Hasta la próxima entrega.