De empleados a estrellas: tensiones entre jugadores y propietarios en la NBA
Una liga creada desde arriba, pensando en las ganancias pero centrada en los jugadores. Mejoras salariales, reparto de ganancias y peleas. Michael Jordan figura global pero lejos de los mejores pagos.
Hola, ¿cómo estás? Yo hace rato que tenía ganas de poder escribir sobre la NBA y poder hacerlo hoy me pone muy contento. Mi primer recuerdo siguiendo básquet es el mundial de Indianápolis en 2002 (que eliminamos a EEUU y nos perjudicaron en la final) pero hace muchos años ya que soy seguidor de los Boston Celtics. Y la verdad que es maravilloso el mundo NBA, dentro y fuera de las canchas.
La entrega de hoy trata sobre la tensión y las disputas entre los jugadores y los propietarios, desde los orígenes de la liga hasta la actualidad, no como enumeración de hechos sino como tendencias cambios en las relaciones de poder. Va a servir de pie para una próxima oportunidad en la que voy a analizar las características de los comportamientos y liderazgos necesarios para el éxito en la NBA de hoy. Así que ¡vamos con eso!
Los jugadores: del último eslabón a estrellas.
La evolución de la NBA desde sus orígenes hasta hoy es notable en todos los aspectos: desde el juego, los jugadores, las reglas, el negocio, los equipos y, también, las relaciones de poder dentro del deporte, nada es igual hoy que hace 75 años. Cada uno de estos temas diría que merece un libro entero, así que voy a tratar de contar lo más relevante para no perdernos tampoco en los hechos y entender las lógicas y procesos.
La NBA es hoy una liga de estrellas, principalmente negras, afroamericanas, y después de los equipos. La última década también podemos sumar a los jugadores internacionales como estrellas relevantes, aunque no se puede hablar de una identidad europea, por ejemplo, en la NBA. Nos enteramos de los contratos millonarios que firman y los debates en torno a sus salarios, las campañas publicitarias se organizan en torno a ellos y no a las franquicias (el llamado de atención no está en los colores sino en quien los viste, distinto al caso del fútbol donde es más importante la marca Real Madrid que sus estrellas), y cómo se destacan los atractivos de los partidos y las competiciones por los jugadores que enfrentan (incluso la histórica rivalidad Lakers vs Celtics estuvo subordinada a la de Magic Johnson vs Larry Bird en la década del 80).
Sin embargo, que sean el centro del producto no implica que sean los dueños del mismo ni quienes decidan; por el contrario, cada margen de libertad y decisión que tienen en la actualidad esconde una historia de luchas contra los propietarios y la propia NBA como organización que responde a ellos. Sin ir más lejos, los jugadores (salvo alguna cláusula especial reservada para unos pocos) no pueden negarse a cambiar de equipo y ciudad si entre las franquicias arreglaron el traspaso.
Remontándonos al comienzo, la liga fue creada por los propietarios de estadios y empresarios que vieron la posibilidad de generar un negocio que complemente la NHL en su receso invernal. Con tal fin, se organizaron y formaron la asociación, primero Basquetbol American Asociation (BAA) y luego NBA a partir de 1946. Este origen ya marca una lógica de organización importante: centrada en el negocio y desde arriba, donde unos pocos iban a controlar el destino y el camino. Comparando con el fútbol en Sudamérica y Europa, donde los clubes nacen con una identidad y desde abajo empiezan a crecer y ganar relevancia para incorporarse a las ligas, en el básquet de Estados Unidos el proceso fue inverso: primero se crea la franquicia en la liga y luego se desarrolla la misma.
En esta construcción del negocio, los jugadores (y los jugadores negros que pudieron entrar al comienzo más al fondo, en una época de segregación racial para gran parte del país entonces quedaban como el último eslabón de una cadena que era la estructura de la flamante liga. Ellos eran elegidos mediante el draft cuando salían de la universidad y pasaban a ser propiedad de la franquicia que los seleccionaba. No había límite para los años de contratos, e, incluso una vez finalizado el vínculo, debían conseguir la autorización del equipo para firmar contrato en otro. Esta “Cláusula de reserva” implicaba una pertenencia vitalicia, prácticamente. Tampoco contaban con seguros de salud o pensiones para el retiro, con salarios que tampoco les garantizaban un futuro económico resuelto.
Desde la perspectiva de los propietarios estas eran las formas de mantener el control de las inversiones realizadas y poder crear un mercado que complemente sus fuentes de ingresos. Por el lado de los jugadores, sin embargo, rápidamente se identificaron como un colectivo y se organizaron para tener voz en las decisiones sobre un negocio en el cual los empleados cumplen un rol particular: son la cara visible, altamente especializados, con habilidades únicas y no reemplazables. Así, ya en 1954, el mítico base de los Celtics, Bob Cousy, buscó crear la asociación de jugadores para reclamar por las mejoras en las condiciones laborales. Esta nota resume bastante bien la relación entre jugadores y propietarios y los comienzos del sindicato de jugadores.
Analizar en detalle los distintos conflictos, como dije, llevaría un libro en sí. Pero para resumir podría establecer que la relación entre empleadores y empleados, directivos y jugadores, se movió, primeramente, por una mejora en las condiciones laborales, características de sindicatos y patronales: salarios mínimos, pensiones para retirados, seguros médicos y mejoras contractuales. La agencia libre como tal (donde un jugador libremente puede sentarse a negociar con otras franquicias) no existió hasta la década del 70. Wilt Chamberlain - el hombre récord- tuvo que contratar abogados y recurrir a la justicia con demandas antimonopolio para poder cambiar de equipo, por ejemplo.
Luego, ya con el renacimiento de la liga en los 80 y el impulso que le dieron Larry Bird y Magic Johnson, primero, y, principalmente, Michael Jordan en los 90, las negociaciones incorporaron el reparto de ganancias, discutiendo ya no tanto los sueldos mínimos, sino los topes salariales, para hacerse una idea. Esto marca que el crecimiento del negocio ya había cambiado también la realidad de los jugadores, cuyos salarios ya no los colocaban en la misma situación que el resto de los trabajadores del país.
Jordan y Pippen ejemplificaron también las tensiones entre el marco legal y la expansión de la liga (Foto vía Variety.com)
The Last Dance del siglo XX: hay que modernizar las reglas
La década del 90 está marcada por la tensión entre una estructura que ya tenía el alcance global y con ingresos que crecían exponencialmente y reglas que no estaban pensadas para ese contexto. No es casualidad que tres de los cuatro cierres/lockouts de la competición hayan ocurrido en estos años: 1995-1996 y 1998-99.
En The Last Dance se trató el tema de Scottie Pippen y su extenso contrato que lo llevó de ser de los mejores pagos en el primer año a no estar entre los primeros 100 de la NBA en el 7mo año. (La figura de Jerry Krause, el malo en el documental, es para analizar: flexibilidad salarial para construir un equipo ganador y deseos de renovar la plantilla para seguir compitiendo; ¿mentalidad dirigencial a qué costo?). Su descontento ante una situación que se había generado por la mezcla de las necesidades personales, el marco legal y la expansión (potenciada por el Dream Team de los Juegos Olímpicos de 1992) marcaron una temporada que terminó con el anillo.
Pero el caso más emblemático fue el de Jordan (como en todo): firmó un contrato de 8 años de duración cuando finalizaba su etapa de rookie a finales de los 80, antes de haber salido campeón y antes de la explosión global de la NBA (que él protagonizó y explica en gran parte). Esto lo llevó a tener uno de los salarios más bajos hasta la temporada 95-96, mientras que se convertía en el primer deportista marca y explotaba como nadie el marketing. Finalizado este (con 4 anillos y un retiro en el medio), negoció dos contratos de un año de duración que superaron cada uno los 30 millones de dólares. De esta manera, se convirtió en el mejor pago de la liga, donde el tope salarial (lo que podían gastar los equipos en salarios totales) estaba por debajo de los 25 millones.
En ese estado de situación y ante la necesidad de rediscutir y readecuar las reglas a una nueva realidad, la temporada 98-99 está marcada por el lockout patronal que obligó a un nuevo convenio colectivo. Si bien las demandas de los jugadores se centraban en las escalas salariales para quienes ingresaban a la liga, entre otras cosas, se impusieron los sueldos máximos (actualizando también los topes salariales acorde a los ingresos generados) pero también se limitó la extensión de los contratos.
El siguiente conflicto que puso en jaque la liga fue en 2011, ante un nuevo cierre por falta de acuerdo en el reparto de ganancias entre propietarios y jugadores. No es casual que el mismo haya sido luego de la masificación de internet, dando un nuevo impulso a la globalización y el desarrollo de las comunicaciones, que le permitió a la NBA avanzar en la conquista de mercados internacionales. Actualmente está en discusión el convenio que finaliza en junio del 2024, donde entran tantas variables en juego que es bastante difícil predecir qué cambios habrá.
Recorrida por el estadio
Hay mucho contenido NBA, mucho en castellano también, para aprovechar. Hay cuentas para seguir en las distintas redes además de las oficiales, mucho creador de contenido de calidad tratando de ganarse un espacio. Si te interesa la NBA te recomiendo que busques y no te pierdas de vivir un poco más. Pero yendo a lo nuestro, vamos a hacer una recorrida por el viejo estadio de los Celtics, por gusto personal.
La pista: el piso de parquet del viejo Boston Garden tiene toda una leyenda atrás
La banca: Para celebrar cada victoria, el mítico Red Auerbach encendía un habano, en un gesto de soberbia también. El técnico, primero, y manager después es una personalidad imperdible de las décadas del 60, 70 y 80.
El Pabellón: Finales vs los Lakers de Magic Johnson, 37 grados en la ciudad y el estadio sin aire acondicionado. The Heat Game, el barro de la NBA en los 80.
Salón de la fama: La NBA decidió retirar el Nº 6 en honor al más ganador de la historia: Bill Russell. Realmente era muy bueno.
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