Brasil, el Congreso más futbolizado del mundo.
Ex futbolistas y dirigentes entre sus miembros, intento de grupo parlamentario del Flamengo y un grupo de lobby de la Confederación Brasilera de Futbol son algunas características del Legislativo.
¿Hola, cómo estás? Palpitando el Mundial ya, las oficinas viendo el fixture para organizar las reuniones, los prodes que empiezan y las promesas de juntadas, todo un clima hermoso, que se disfruta lejos del nerviosismo de los partidos.
El fin de semana Flamengo se consagró campeón de la Copa Libertadores (recomendado poner “Flamengo Libertadores” en Google), se impuso Lula Da Silva a Bolsonaro en el ballotage presidencial y, en estos días, Tité confirmará los 26 seleccionados para el mundial que lo tiene de candidato. Por eso, casi obligado, el tema de hoy es Brasil, el Congreso y el fútbol. ¡Así que vamos con eso!
“O mais grande e polarizado do mundo”.
No es necesario extenderse mucho en la importancia de Brasil y por qué es relevante. A nivel territorio, es el 4to país más grande del mundo, el 6to más poblado y el 11º en gastos militares. A nivel económico, es la economía más grande de América del Sur. Y, no menor, concentra el Amazonas, principal pulmón del planeta y clave en el combate del cambio climático.
A nivel futbolístico, más allá de su reciente hegemonía en el fútbol sudamericano, es el máximo campeón del mundo, quien lidera la tabla de exportación de jugadores y, además, poseedor de un estilo único, de una identidad de juego. Esto no se limita al fútbol masculino en cancha de 11, sino que también incluye al femenino, al futsal y a todo lo que implique una pelota. Brasil respira fútbol.
Un país de desigualdades geográficas y socio-económicas encuentra en el fútbol (y en la selección nacional) un elemento de cohesión e identidad nacional. Eso genera que la clase política esté interesada y relacionada con el mundo de la pelota, como muestra la trayectoria de Collor de Mello, primer presidente del país en serlo antes de un club de fútbol.
Un simple vistazo a los resultados de las elecciones del domingo 30 alcanza para hacerse la idea de un país dividido y polarizado. No hace falta ser un experto en política para darse cuenta que eso puede ser un problema a la hora de gobernar. Y si analizamos, en particular, la composición del Congreso, vemos que el Partido Liberal que responde a Bolsonaro es quien obtiene la mayor bancada con 99 diputados sobre 513, y, al menos, otros 10 bloques más con cantidad significativa de diputados. Lo que se dice normalmente un sistema fragmentado (o mais fragmentado do mundo (?)).
Para llegar a este multipartidismo fragmentado hay dos cuestiones, al menos, que son relevantes: el federalismo y el sistema de elección mediante lista abierta. El primero implica una organización de la disputa y la construcción política por estados, donde el componente regional en un país tan extenso genera intereses particulares por encima de una construcción nacional. Por su parte, la lista abierta – muy simplificadamente - permite el voto a un candidato por encima de un partido. Esto genera una dinámica de competencia intra partidaria (por la ubicación en la lista) adicional a la interpartidaria (por la cantidad de bancas). Estas dos cuestiones le otorgan un mayor poder a los candidatos y políticos, por encima de las estructuras. En este escenario de partidos políticos débiles, poco implica un cambio de partido por parte de un diputado, como sucedió en el caso de Bolsonaro.
El congreso del fútbol
Profundizando un poco más para lo que me interesa contarte hoy, se entiende porqué el mundo del fútbol es un lugar atractivo para los partidos políticos vayan a buscar sus candidatos. La lista de ex jugadores que han participado en elecciones los últimos años es numerosa, destacándose por su visibilidad el Romario.
Un caso paradigmático sobre la identidad que otorga el fútbol y que es útil para la política es el de Eurico Miranda. Director de fútbol del Vasco da Gama, fue electo diputado en 1994. Su actividad parlamentaria siempre estuvo subordinada a su función y la vida del club y sólo presentó dos proyectos de ley durante su primer mandato (uno vinculado a la contratación de futbolistas) y ninguno durante el segundo. Más activa fue su tarea de lobby para bloquear los intentos de sanción de la Ley Pelé, por ejemplo.
Convencido que su función era precisamente defender los intereses del Vasco, se autodefinía como representante de la nación vasca, una nación de más de 20 millones de personas. Para su reelección su lema de campaña fue “vascaino vota em vascaino” (Vasco vota por Vasco), que resultó súper efectiva: reelecto por más de 105.000 votos, una de las más amplias de la historia de Río.
El diputado por Río de Janeiro Dino Fernández en 1998 encontró otra forma de aprovechar la identidad del fútbol. Como cuenta Alex Bellos, realizó una encuesta entre los 512 miembros restantes de la Cámara para conocer de qué equipo eran hinchas y demostrar que el Flamengo era el equipo más popular. Una vez obtenidas las respuestas, organizó una celebración y entrega de diplomas a los diputados del Mengao: 157 flamenguistas podrían representar el bloque mayoritario en el Congreso. Sin avanzar tanto en su objetivo, sí consiguió generar lazos y una convivencia distendida, que facilitó conseguir el apoyo futuro para sus proyectos sociales.
El Congreso brasileño también tiene actividad en torno al fútbol. Desde intentos de leyes para transparentar el fútbol hasta la más reciente autorización de la privatización de los clubes, el deporte es un tema relevante para el Poder Legislativo. El más conocido, por las repercusiones que tuvo, es la Comissão Parlamentar de Inquérito (CPI; Comisión parlamentaria de investigación), constituida por la derrota de la selección en la final con Francia en el Mundial 98.
Entre la necesidad de encontrar explicaciones extra futbolísticas a la superioridad francesa y la magnitud del contrato firmado en 1996 entre la CBF y Nike, los diputados interpelaron a los principales referentes de la selección brasileña, intentando saber si el convenio perjudicaba el rendimiento o por qué habían perdido. Una situación que evitaron en el 94 por la suerte de los penales y frente a la cual Ronaldo tuvo revancha en 2002. Lógicamente, no llegó a ninguna conclusión relevante ni en lo deportivo ni en la naturaleza del acuerdo.
Ronaldo declarando en el Congreso en una de las situaciones más humillantes de su carrera.
Bancada da bola
En este Congreso futbolizado (en un [mal] juego de palabras con el fútbol politizado), el escenario se completa con la conformación de la “Bancada da bola”, un grupo parlamentario, con alianzas en distintos niveles de gobierno y reunidos en torno a un interés común, en este caso, los intereses de la CBF. Vale aclarar que la conformación de estos bloques es práctica cotidiana, y por eso se suele hablar, por ejemplo, de la bancada rural o de la bancada evangélica, sin hacer referencia a partidos específicamente.
Nacida en el marco de la CPI sobre el convenio Nike-CBF y liderada en principio por Eurico Miranda, Ricardo Teixeira fue dándole forma a este grupo parlamentario, utilizando los recursos de la Confederación. Primeramente, de manera directa, financiando campañas electorales; luego de la prohibición de aportes para políticos por parte de las entidades deportivas, terciarizó esta tarea en las empresas socias de la CFB.
Los reveses electorales de los miembros de esta bancada y el fin de las donaciones de campaña para las empresas decretado por el Supremo Tribunal Federal (STF), sumado al vacío de poder y liderazgo en la Confederación ante las suspensiones y condenas de sus ex presidentes Teixeira, Marín y Del Nero, obligaron al entonces titular Rogerio Caboclo (también apartado) a cambiar la estrategia para mantener y hacer resurgir a este grupo parlamentario. Para mantener una base de apoyo, se valió de los recursos institucionales y del interés de Bolsonaro de utilizar el fútbol como vidriera.
Facilitando el acceso del presidente a entrega de premios, o comitivas de legisladores con accesos VIP o cargos, esta bancada vivió los últimos años un resurgir. Se suele hablar mucho de los usos de Bolsonaro hacia el fútbol, pero no hay que perder de vista que los dirigentes del fútbol también se beneficiaron y utilizaron la base del bolsonarismo.
Recorrida por el Estadio.
Hoy la recorrida va a ser por el Maracaná, para seguir con la temática.
Campo de juego: En mi imaginario, a Brasil le va peor en el Maracaná que en otros estadios, pero su último título lo ganó ahí contra Perú.
Museo: El Loco Abreu es parte del Paseo de la Fama, el segundo uruguayo en conseguirlo. Otra historia loca.
El show: Uno de los estadios más importantes del mundo no podía no albergar a una de las bandas más importantes del mundo. Los Stones en el 95
Las tribunas: La tragedia también fue parte de su historia, en 1992 cuando cedió la tribuna.